La verdadera rendición no es sólo pedir ayuda, es ofrecernos al plan de Dios.
En el Programa, he estado desarrollando el músculo de pedir ayuda a Dios. "¡Ayúdame a estar sobrio! ¡Ayúdame a alejarme de la lujuria! ¡Ayúdame a rendirme! ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! Ayúdame". A medida que fortalezco este músculo -que a veces requiere un acto de total confianza- también estoy cambiando mi perspectiva hacia una forma más suave.
En primer lugar, creo que Dios tiene un plan para mí, un plan para mantenerme sobrio día a día. Así que, en lugar de pedirle a Dios que me ayude, le pregunto: "¿Cómo puedo ayudarte, Dios, a cumplir Tu plan para mí?".
Version: 20241125
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